1. Fija un precio de mercado
El precio es uno de los principales filtros que emplea el potencial comprador. Todo lo que esté por encima de su presupuesto es descartado. Es esencial que el precio de venta que pongas a tu casa esté en línea con la realidad del mercado. Debes ser consciente de que la situación actual dista mucho de la vivida años atrás, además de controlar tus emociones y no establecer un precio en base a criterios puramente sentimentales. Si tienes dudas, lo mejor es que realices una tasación.
2. Buenas fotos y descripción sincera
No puedes desaprovechar el escaparate online que te brindan los portales inmobiliarios. No obstante, debes ser consciente de que no puedes anunciar tu casa de cualquier manera. Tu anuncio ganará en efectividad si acompañas la descripción del inmueble con buenas fotos, cuidando la iluminación y presentando estancias recogidas.
3. Realizar un seguimiento
Una vez puesto a la venta, no comentas el error de desentenderte y sentarte a esperar llamadas y correos electrónicos. Si no recibes visitas, es posible que falte información sobre el inmueble o que el precio no esté ajustado.
4. La técnica de la despersonalización
Antes de abrir la puerta a las visitas comerciales, debes tener tiempo de poner la casa a punto. En lo que respecta a la decoración y al mobiliario, hay que ser especialmente cuidadoso. De hecho, lo mejor es enseñar la casa vacía o con muy pocos elementos para facilitar el tránsito y que la casa parezca más grande. Si no puedes guardar tus pertenencias en otro sitio, al menos, elimina de la vista los recuerdos más personales o los detalles ornamentales más voluminosos. Es importante que el espacio sea lo más neutro posible para que encaje con la mayor cantidad de perfiles de comprador.
5. Repara los posibles desperfectos
Una mano de pintura blanca no solo aportará brillo y luminosidad, sino que ayudará a unificar el color y disimular los desperfectos. Si hay algún azulejo roto en el baño o manchas de humedad, es el momento de arreglarlo. Y tampoco está de más que cambies la silicona de la ducha y el lavabo, así como que repares cualquier grifo que no funcione correctamente. Presta atención a las puertas y ventanas, que cierren y abran sin esfuerzo. Ten en cuenta que el comprador va a revisarlo todo.
6. Ofrece un trato exquisito a las visitas
Las personas que visiten tu casa con la intención de comprarla deben sentirse cómodas. La primera impresión tiene un peso decisivo, por lo que debes estimular su imaginación para que se visualicen habitando el inmueble del que quieres desprenderte. Ya hemos dejado claro que el factor visual es relevante, pero también lo es el olfativo. Un ambientador floral o cítrico que no sea demasiado fuerte provoca buenas vibraciones, al igual que el olor a café recién hecho. Procura también que la temperatura sea agradable.
7. Déjate ayudar por profesionales
Para atender a las visitar hay que disponer de mucho tiempo libre. No ajustarse al horario que nos demandan los compradores para ver la casa desvanece la oportunidad de venderla con rapidez. Dejar la venta en manos de una agencia inmobiliaria nos libera de muchas preocupaciones. Además, estos profesionales pueden aconsejarnos acerca de cuál es el mejor precio de venta, las cualidades del piso que hay que destacar o la documentación que deberemos recopilar.